Inmunoterapia

La terapia inmunológica, que consiste en estimular las defensas del organismo, es uno de los tratamientos oncológicos más prometedores. Ya se dispone de terapias eficaces contra ciertos tumores y la gran actividad investigadora que existe en este ámbito augura resultados esperanzadores para el futuro.

Purificación León

“Esta forma de actuar tiene la ventaja de la especificidad, que hará que el daño a los tejidos sanos sea mínimo, o la denominada memoria inmunológica ya que, una vez estimulado, el sistema inmunológico será capaz de seguir reconociendo el tumor y de destruirlo”, señala el oncólogo Alfonso Berrocal.

“Estos nuevos tratamientos no sólo cambian la vida de los pacientes, también abren caminos fascinantes para futuras investigaciones”, manifiesta Julie Vose, expresidenta de la Sociedad Americana de Oncología Clínica.

“Los oncólogos necesitamos estar muy familiarizados con las aplicaciones clínicas de la inmunoterapia y de las terapias diana dirigidas específicamente contra el tumor, para entrar en una nueva era en el tratamiento del cáncer”, subraya José Enrique Alés, oncólogo y miembro del Grupo Geicam de Investigación en Cáncer de Mama.

Por lo general, los tratamientos contra el cáncer van dirigidos a destruir las células tumorales. No obstante, en el caso de la inmunoterapia, el objetivo es estimular al sistema inmunitario para que sea él quien ataque y destruya el tumor.

“Esta forma de actuar supone algunas ventajas como la especificidad, que hará que el daño a los tejidos sanos sea mínimo, o la denominada memoria inmunológica ya que, una vez convenientemente estimulado, el sistema inmunológico será capaz de seguir reconociendo el tumor y de destruirlo”, señala el oncólogo Alfonso Berrocal, Jefe de sección del Servicio de Oncología del Hospital General Universitario de Valencia (este de España).

Pero el facultativo destaca que la inmunoterapia también tiene algunos inconvenientes. “El fundamental es que puede tardar un tiempo en desarrollar su efecto, pues el sistema inmune debe prepararse para hacer frente al tumor”, aclara.

En este sentido, los especialistas de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) subrayan que la relación entre el sistema inmunológico y el cáncer es muy compleja. Así, explican que “aunque las células de un tumor son muy similares a las normales, presentan ciertas diferencias que hacen que las defensas del organismo las reconozcan y traten de destruirlas”.

No obstante, el cáncer trata de eludir al sistema inmunológico y, en algunos casos, consigue evitar la respuesta inmunitaria y desarrollarse.

“Hay dos grandes grupos de mecanismos que utiliza el tumor para evadir al sistema inmune: evitar ser reconocido o producir sustancias inmunosupresoras”, manifiestan los expertos de la SEOM.

“Cada día entendemos mejor los mecanismos que utiliza el cáncer para evitar al sistema inmunológico por lo que podemos desarrollar fármacos dirigidos a esos mecanismos y conseguir que de nuevo el sistema inmunológico pueda controlar el tumor”, exponen.

TIPOS DE INMUNOTERAPIA
Existen diferentes tipos de tratamientos inmunológicos. Uno de ellos es la vacunación, que consiste en exponer el cuerpo a un antígeno (una proteína o un fragmento del patógeno o de la célula tumoral) con el fin de que lo reconozca y se produzca una respuesta inmunológica.

En oncología hay dos clases de vacunas: las preventivas y las terapéuticas. “Las vacunas preventivas se utilizan para evitar que se produzca el tumor y las terapéuticas pretenden provocar la reacción inmune para que el organismo luche contra el cáncer”, detallan los oncólogos de la SEOM.

Del primer tipo, una de las vacunas más conocidas es la del virus del papiloma humano. Respecto a las vacunas terapéuticas, “sólo hay una vacuna aprobada para el cáncer de próstata en Estados Unidos”, apuntan.

Otro tipo de tratamiento inmunológico es la terapia celular adoptiva, un procedimiento muy complejo que aún está en fase experimental.

“Supone realizar una biopsia al paciente, extraer los linfocitos que están en el tumor y que se supone que luchan contra él, cultivarlos y hacerlos crecer en número en el laboratorio para después volvérselos a infundir al paciente”, precisan los expertos de la SEOM.

Asimismo, señalan que hay una variante de este procedimiento que consiste en extraer linfocitos de la sangre del paciente y modificarlos genéticamente para que reconozcan células del tumor.

Para ello, se les incorporan unos receptores denominados CAR (receptores quiméricos de antígeno, por sus siglas en inglés) que se están empezando a utilizar en el tratamiento del cáncer y están obteniendo un éxito destacable en las leucemias refractarias, entre otros tumores.

Un tratamiento distinto son las citoquinas. Se trata de “pequeñas moléculas que utilizan las células del sistema inmunológico para comunicarse entre ellas. Fueron de los primeros fármacos en emplearse con eficacia en el tratamiento del cáncer. Su acción no es específica, sino que estimulan de forma global el sistema inmunológico”, aclaran los especialistas de la SEOM.

“De esta clase de tratamientos, los más utilizados son el interferón en los pacientes con melanoma y la interleucina en aquellos con carcinoma renal. Estos fármacos son de eficacia moderada y están siendo sustituidos por otros más activos”, añaden.

Por otro lado, están las proteínas de control inmunológico. “Su mecanismo de acción es retirar un freno natural del sistema inmunológico para que éste quede permanentemente activado y la respuesta contra el tumor sea persistente”, explican desde la SEOM.

Otro tipo de inmunoterapia es la basada en el bacilo de Calmette-Guérin (BCG), que se utiliza para combatir el cáncer de vejiga.

“Se administra directamente en la vejiga a través de un catéter. De este modo, las células del sistema inmunitario del cuerpo son atraídas a la vejiga y, a su vez, afectan a las células del cáncer”, describen los especialistas de la Sociedad Americana contra el Cáncer.

UNA GRAN ESPERANZA

Mención aparte merecen los anticuerpos monoclonales. Son anticuerpos desarrollados específicamente contra algún receptor de la célula tumoral o contra algún factor que necesita para su crecimiento.

“Se administran de manera periódica, generalmente por vía intravenosa, y pueden destruir las células tumorales o privarlas de factores esenciales para su crecimiento”, comentan los oncólogos de la SEOM.

“Se fabrican en un laboratorio y, cuando se les administran a los pacientes, funcionan como los anticuerpos que el cuerpo produce naturalmente”, indica la Sociedad Americana de Oncología Clínica.

En su conjunto, la inmunoterapia ha supuesto un gran avance en el tratamiento del cáncer, aunque no sirve para todos los tumores.

“Sin embargo, la lista de tumores que se pueden beneficiar de ella aumentará en los próximos años, ya que existe una intensa actividad de investigación en estos tratamientos”, apunta el oncólogo Alfonso Berrocal.

De igual modo, José Enrique Alés, oncólogo y miembro del Grupo Geicam de Investigación en Cáncer de Mama, afirma que los avances en el área de la inmunoterapia “han abierto la puerta a nuevas estrategias de actuación que parecen estar demostrando su eficacia, prolongando la respuesta clínica y eliminando la resistencia a los fármacos y sus efectos secundarios”.

“Los oncólogos necesitamos estar muy familiarizados con las aplicaciones clínicas de la inmunoterapia y de las terapias diana dirigidas específicamente contra el tumor para entrar en una nueva era en el tratamiento del cáncer”, subraya el doctor Alés.

Asimismo, Julie Vose, profesora de Medicina Interna de la Universidad de Nebraska (EE.UU.) y expresidenta de la Sociedad Americana de Oncología Clínica, considera que, en el ámbito del cáncer, ningún avance reciente ha sido tan transformador como la inmunoterapia. “Estos nuevos tratamientos no sólo cambian la vida de los pacientes, también abren caminos fascinantes para futuras investigaciones”, manifiesta.

Fuente: Portafolio

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